En algunas ocasiones, amigos lectores de nuestras páginas web de Superman, me preguntan que como lo conocí y qué colecciones tengo, etc. Hoy estaba paseando después de comer, pensando en Dolors, mi esposa que cambió de dimensión el pasado 12 de marzo de 2007 y con la que sigo menteniendo una relación mental y emocional porque la considero viva en otra dimensión, puesto que para mi la muerte no existe, y se me ocurrió que podía escribir algo relacionado con ese tema.
Por ello, esta página contiene recuerdos y sensaciones relacionadas con el coleccionismo de comics de Superman desde que era niño y más adelante de adulto y aún de mayor con 59 años que es la edad que tengo en estos momentos en que escribo este artículo. Para mí el coleccionismo de comics de Superman está asociado, lógicamente, a eventos y lugares por los que ha ido transcurriendo mi vida. Nacido en Jaca, provincia de Huesca, en lo que ahora se denomina Comunidad Autónoma de Aragón, en el norte de España y lindando con la frontera de Francia (mi abuelo era francés), comencé a interesarme por los comics, que entonces en España se denominaban "tebeos" debido a la fama que adquirió una publicación de tiras cómicas con el logo de portada "TBO", a la edad de 5 ó 6 años cuando vivía en Jaca. Mi primer colección se denominó "El Guerrero del Antifaz" que trataba sobre la lucha entre moros y cristianos y que, como la mayoría de "tebeos" de la época, eran apaisados, con la portada en color, el interior en blanco y negro y pocas páginas.
Cuando mis padres se trasladaron a vivir a Amposta, provincia de Tarragona, en lo que hoy se denomina Comunidad Autónoma de Catalunya, seguí esa colección que había nacido antes que yo, en 1943, pero que al realizarse reediciones de la misma permitía adquirirse los primeros números y seguir simultáneamente con los que habías comenzado. Era 1956, momento histórico de post Guerra Civl con la censura católica reinando por doquier, y de entre la multitud de "tebeos" de esas características fisicas (apaisados, pocas páginas, portada en color e interior en banco y negro), surgió una serie de "otros tebeos", me estoy poniendo en mi pensamiento infantil de la época, que se caracterizaban porque era de formato vertical, tenían 36 páginas y eran completamente en color. Si los tebeos españoles de esos años costaban entre 1 peseta y 1,50 como máximo, estos comenzaron costando 5 pesetas y enseguida alcanzaron la cifra de 7 en la que permanecerían bastante tiempo.
Lo mismo que en España había una gran cantidad de tebeos diferentes que sería imposible denominarlos todos (existe un catálogo entero para ello), yo sólo mencionaré los que me podía comprar que eran, además de "El Guerrero del Antifaz", "Pantera Negra" que a partir del número 55 pasó a denominarse "Pequeño Pantera Negra", "Don Z" (inspirada en la leyende de "El Zorro"), "Hazañas Bélicas", "El Capitán Trueno, "El Jabato", "El Cosaco Verde"... pero no quiero entrar en este terreno que requiere un capítulo aparte y del que se han escrito libros enteros. Quiero remarcar lo que llamaba la atención a los ojos de un niño de 8 años, el ver esos tebeos grandes a todo color y de entre los que sobre todos los que llegaban como BATMAN, HOPALONG CASIDY, BUCK ROGERS, BONANZA, DOMINGOS ALEGRES, SUPER RATON, EL CONEJO DE LA SUERTE, PERIQUITA, LA PEQUEñA LULU, TOM Y JERRY, etc. sobresalía uno que en la portada siempre llevaba el titulo de SUPERMAN.
En Amposta había por aquellos años dos librerías y dos quioscos o pequeños puestos donde vendían tebeos, cromos, revistas, periódicos y golosinas. Yo empecé a comprar mis primeros tebeos de Superman en un quiosco que había en la plaza del mercado aunque después lo seguí comprando con recularidad en la librería de la calle Mayor, la librería Roig. Pero eso no tiene importancia para lo que quiero contar. Lo que me interesa explicar era la sensación de euforia que me entraba cada día de la semana que podía comprar el tebeo de Superman que se había convertido en el rey de entre todos los demás que llegaban importados de Mexico de la Editorial Novaro, cosa que a mi edad ni sabía, ni me había fijado. Simplemente los compraba porque me atraía poderosamente el color y porque las historias que había en su interior me embelesaban. No tenían nada que ver con las historias del Guerrero del Antifaz en las continuas luchas entre moros y cristianos, cargadas en aquella época de sensuaidad y violencia que escaba a la censura franquista de una forma extraña, o las de Pequeño Pantera Negra en la selva africana, ni las de la Segunda Guerra Mundial en Hazañas Bélicas. Eran simplemente pura fantasía y una vez que te habías familiarizado con los personajes y los conocías a todos, al hacerte un poco mayor y empezar a ser consciente de más cosas, llegaba el gran misterio, un misterio que sólo tuvo su solución cuando siendo mayor me dediqué como adulto a coleccionar Superman a otros niveles y descubrí su procedencia original norteamericana.
Para mi suponía un gran esfuerzo poder comprar los tebeos de Superman, de hecho, siendo que me encargaba de comprar las bebidas de casa y gastábamos cuatro botellas de gaseosas o limonadas cada día, para toda la familia, cuando apareció Superman, me vi en la necesidad de decirles a mis padres que habían subido 25 céntimos el precio de cada limonada, de manera que cada día me quedaba con una peseta que al cabo de la semana, eran las 7 pesetas del tebeo de Superman. La verdad es que mi madre lo sabía y era cómplice conmigo, pero mi padre nunca se llegó a enterar o si se enteró hizo ver que no lo sabía.
Volviendo al misterio al que aludía antes, resulta que los tebeos de Superman, siempre eran diferentes por dentro respecto al protagonismo de las historias, hasta que un día me empecé a fijar que seguían un ciclo y que se repetían y había una pauta de manera que de las tres aventuras que contenía cada cuaderno, unas veces eran todas de Superman, otras veces, solo la primera, otras las tres eran de Superman pero eran aventuras de cuando era joven, en otras ocasiones era también joven pero sólo aparecía en la primera aventura del cuaderno. Luego otros ejemplares contenían las tres aventuras de Superman pero el protagonista de la historia no era él sino su amigo Jaime Olsen, otra pasaba lo mismo pero la protagonista era Luisa Lane y finalmente había semanas en que sólo salía en la primera aventura junto con Batman y Robin. Aquello no era ningún inconveniente sino un atractivo pues cuando iba con toda la ilusión infantil a comprar mi tebeo de Superman, hasta que no lo abría no sabía que tipo de aventuras habría en su interior. A mí sólo me llamaban la atención poderosamente las aventuras de Superman, principalmente aquellas en las que era joven y los otros personajes que aparecían como Flecha Verde, Aquaman, Tomás Mañana, Tomahawk, Congo Bill, pues no me atraían tanto.
El misterio quedó desvelado cuando muchos años después, empecé a coleccionar comics americanos de Superman y vi que en la época en que yo compraba los tebeos de Superman que llegaban de la mexicana Editorial Novaro, eran traducciones que provenían de siete colecciones diferentes del Hombre de Acero: ACTION COMICS, cuando sólo la primera aventura era del Superman adulto. SUPERMAN, cuando las tres aventuras eran de Superman adulto. ADVENTURE COMICS, cuando la primera aventura era de Superman adolescente. SUPERBOY cuando las tres aventuras eran de Superman adolescente. Este es el que más me gustaba. SUPERMAN'S PAL JIMMY OLSEN, cuando las tres aventuras las protagonizaba el amigo de Superman con su reloj de señales ultrasónicas para avisar a Superman en caso de necesidad. SUPERMAN'S GIRL FRIEND LOIS LANE cuando la protoganista era Luisa Lane y finalmnete WORLD'S FINEST cuando la primera aventura era de Superman adulto en compañía de sus amigos Batman y Robin. Era así de sencillo el misterio. Las siete colecciones americanas eran publicadas en Mexico bajo el formato único con el logo de portada de SUPERMAN. Hubo una primera colección de Superboy denominada MORE FUN COMICS pero que duró muy pocos números y al ser de los años 40, anterior a la aparición de Novaro, lógicamente esta editorial no los publicó.
¡Ah! otra variación era que cuando las aventuras de Superman eran de su adolescencia, se desarrollaban en un pueblo llamado Smallville y cuando eran de Superman adulto en una ciudad denominada Metropolis y que se asemejaba mucho a Nueva York. Lo viviencié cuando años más tarde fui de vacaciones con Dolors a New York (con la sana intención de comprar muchos ejemplares de Superman y visitar las cataratas del Niagara), pero ya lo sabía porque mi padre era aficionado a coleccionar revistas donde saliera Manhattan y sus rascacielos o las cataratas del Niagara, y para mi las viñetas de los rascacielos de Metropolis me resultaban familiares al ver las fotos de New York en las revistas de mi padre, aunque nada que ver las fotos con la realidad de pasear por las avenidas y calles de Manhattan. Y otra particularidad que para mi era de una ilusión tremenda pero que me ponía en graves aprietos, era que de tanto en tanto Novaro publicaba números extraordinarios de 100 páginas a 22 pesetas. Pero conseguido el dinero era maravilloso ir a la librería Roig y tener en las mános un ejemplar de Superman de 100 páginas.
Yo disponía de un armario con varios cajones para guardar mis colecciones de tebeos y los tenía guardados completamente nuevos cosa que me producía mucho agrado pues conocía de la existencia de los mismos tebeos de Superman en condiciones muy malas. Ocurre que en verano solíamos ir de vacaciones a Zaragoza a la casa de mi abuela y allí mi tío Juanito, el hermano menor de mi madre, leía los comics de Superman pero los alquilaba en una tienda que se dedicaba a eso y tenía pilas enormes de comics Mexicanos y allí vi las colecciones de Batman, aunque a mí sólo me atraía Batman si salía con Superman.
En 1960, mis padres se cambiaron de ciudad y se fueron a vivir a Zaragoza, Comunidad Autónoma de Aragón, y en el traslado se perdieron todos mis comics, o al menos eso me dijeron mis padres y nunca podré saber la verdad hasta que me reencuentre con ellos y se lo pregunte. Mi madre y mis hermanos nos fuimos a Zaragoza en tren y mi padre se fue con el camión de mudanzas y me dijo que se habían perdido las cajas con los comics. Yo estoy seguro que simplemente no las cogió y como por aquel entonces los comics no eran valorados como ahora, los abandonó y yo creo que no pensó bien el disgusto que eso suponía para su hijo priomogénito, pero enfin, son cosas del pasado. En Zaragoza comencé a coleccionar dos personajes nuevos: "Flash Gordon" y "El Hombre Enmascarado" que si bien tuve ejemplares de ellos en ediciones anteriores que compré en Amposta y que aparecían como restos editoriales en los llamadso sobres sorpresa, luego en Zaragoza se volvieron a reeditar esas aventuras con portadas nuevas y fue cuando las empecé a coleccionar sistemáticamente. Y eventualmente seguí comprando de nuevo Superman, pero con la particularidad de que a partir de 1961 ya no llegaban puntualmente cada semana, como ocurría antes, sino que había semanas que fallaban y llegó un momento en que dejaron de venderse. Posteriormente me enteraría que el gobierno franquista había prohibido las aventuras de superhéroes y sobretodo las de Superman porque decían que tenía tantos poderes que se asemejaba a un dios y Dios solo hay uno y eso podría no ser benefisioso para la educación religiosa de la juventud. El caso es que desde 1964 a 1971 no entraron en España las colecciones de Superman entre los números 430 y 830 aproximadamente, 400 ejemplares que no conocimos y no sólo eso, sino que una ausencia de tantos años hizo que Superman fuera olvidado en España. Cuando hubo un intento por parte de Televisión Española de poner la serie "Las aventuras de Superman" protagonizadas por George Reeves, se prohibieron igualmente y solo pudimos ver dos capítulos.
Y allí se terminó mi coleccionismo de Superman. En 1967 me fui de Zaragoza y empecé a vivir por mi cuenta en Tarragona (Comunidad Autónoma de Catalunya) y en aquel entonces todos los comics se los quedaron mis hermanos menores y mi interés principal era la música centrada principalmente en dos polos, The Beatles y las nueve sinfonías de Beethoven. Dos años más tarde me trasladé a vivir a Barcelona y mi interés siguió centrado en la música y en la fotografía y el cine y los comics siguieron ausentes en mi vida hasta que conocí a Dolors y empezamos a vivir juntos y me volvi a interesar por los comics, en esta ocasión por personajes de la prensa norteamericana y en concreto Flash Gordon de Alex Raymond, Tarzan de Harold Foster y Burne Hogarth y Prince Valiant de Harold Foster (principalmente), hasta que en 1979 un día, paseando con Dolors vi en un quiosco un ejemplar de la colección LibroComic de Novaro España y al abrirlo vi que en el interior se contenían las aventuras de Superman que yo coleccionaba de niño. Aproximadamente por la misma época me enteraba de la existencia del Mercado de San Antonio, un mercado de Barcelona que los domingos por la mañana pone los cuatro lados de la manzana de calles que ocupa 100 metros cada lado, con venta de libros de ocasión y comics, principalmente, (hoy en día se han añadido desde hace ya bastante tiempio los videojuegos). Fue entonces cuando Dolors y yo cogimos la costumbre de ir cada domingo al Mercado de San Antonio a la búsqueda de comics de Superman y tuvimos ocasión de recuperar todos los que dejé en Amposta y más, eso sí en un estado de conservación muy inferior a como yo los tenía. Pero era una gozada tanto para Dolors como para mi, encontrar nuevos comics de Superman cada domingo, al principio, y luego cuando salían, es decir, cuando alguien se desprendía de su colección y aparecían nuevos ejemplares a la venta.
Siempre recordaré un domingo que yo trabajaba pues tenía turno de guardia en la Telefónica y Dolors se fue por su cuenta al Mercado de San Antonio y cuando me vino a buscar a la central telefónica para ir a comer, me trajo 8 ejemplares de Superman que para mi en aquel entonces eran rarísimos, números muy bajos de la colección de Novaro, menos el octavo que era el 180. No lo podía creer, pero siempre ha sido así con Dolors, siempre ha conseguido cosas importantes en nuestras colecciones.
Fue en el Mercado de San Antonio cuando me llevé la gran sorpresa de mi vida y una sensación de placer tremenda al descubrir un domingo en un puesto del mercado unos pocos comics de Superman que estaban en inglés y no todos llevaban el logo de SUPERMAN en la portada. Allí fue cuando empezamos a investigar y a enterarnos de que habían más colecciones de Superman. Coincidió que por aquel entonces habíamos estado estudiando inglés en el Instituto de Estudios Norteamericanos y los podía leer pues estaban escritos en un inglés estandard, no como ahora que usan el idioma coloquial, con jerga, modismos y todo tipo de usos, algunos propios de barrios de New York y a veces se hace difícil su comprensión a no ser que hayas estudiado inglés recientemente.
El caso es que conseguimos unos cuantos comics de Superman, originales americanos, que según nos dijo el vendedor, los conseguía de cuando llegaban marinos americanos al puerto de Barcelona y eran ellos los que se los vendían. Allí vimos que en las páginas interiores siempre aparecía un anuncio de un señor que vendía en New York comics de Superman por correo. Siempre lo recordaré, un tal Howard Rogofsky, y un día me decidí a escribirle, me mandó un catálogo y le compramos de golpe 116 comics de Superman de diferentes colecciones y que al ser enviados por barco tardaron tres meses en llegar. Era el año 1979 y Dolors y yo llevábamos planeando hacer un viaje a New York y recuerdo que, como parte de la intención del viaje era comprar comics de Superman, teníamos miedo de que llegara la fecha del viaje y no hubiera llegado ese primer paquete de comics de Superman, pero afortunadamente llegó un par de semanas antes de partir en un viaje de 17 días, con lo que ya podíamos tachar de la lista los 116 comics más unos 25 que habíamos conseguido comprar en el Mercado de San Antonio.
Que sensación tan extraordinaria resulta el abrir un paquete y empezar a sacar comics y más comics de Superman, portadas nunca vistas, otras sí porque las teníamos en la colección de Novaro. De cualquier manera la calidad de la impresión de los comics originales era superior a la mexicana y me pude dar cuenta de que las traducciones de Novaro eran muy malas pues no eran traducciones sino una síntesis de lo que se decía, perdiendo totalmente la literatura que pudiera haber en los textos, que la había. Más tarde, con más comics orignales americanos en la colección se pudo comparar y ver que los primeros años de Novaro, 1952 hasta 1956, las traducciones eran buenas en general y que a partir de 1957 fue cuando, poco a poco, empezaron a sintetizar cada vez más los textos.
La siguiente parada en el coleccionismo de Superman, fue el viaje a New York de 17 días con la sana intención de recorrer Manhattan en busca de tiendas de comics. Fue una gozada pues cada día Dolors y yo comprábamos entre 50 y 100 comics de Superman. Cuando regresamos a Barcelona llevámos una maleta con 1100 comics de Superman. Por las noches en la habitación del Hotel Century Paramount, que ahora ha cambiado de nombre, nos dábamos auténticos empachos de ver portadas nuevas y maravillosas de colecciones diferentes de Superman. En una ocasión al entrar en una tienda, hicieron salir a todos los que había comprando y cerraron con rejas la tienda para ofrecernos el número uno por 10.000 dólares (unas 700.000 pesetas en aquel momento). Nos hubiéramos convertido en millonarios si lo hubieramos podido comprar.
Al regresar de New York, el avión hizo parada en Madrid, para pasar por las Aduanas, antes de seguir hacia Barcelona. Cuando nos hicieron abrir la maleta la guardia civil y vieron que estaba llena de comics de Superman, empaquetados de 25 en 25 con una cinta de periódico que los apretaba, sospecharon algo raro y empezaron a sacar comics rompiendo las cintas de papel y mirando qué había dentro. La cola de gente se impacientaba pues después de un viaje de seis horas estábamos cansados. Estuvieron veinte minutos revisando hasta que dijeron que si éramos coleccionistas, y al responder que sí, cerraron la maleta y nos dejaron pasar. Luego me enteré que estaba prohibido entrar comics para vender pero como no había ninguno repetido, que es lo que ellos iban buscando, tuvieron que aceptar la realidad, que eran nuestros, para nosotros.
Teníamos unos mil doscientos y pico comics americanos de Superman, los 1100 comprados en New York y los 116 de Howard Rogofsky y los primeros americanos comprados en el Mercado de San Antonio (a parte de cientos de la Editorial Novaro y otras edioriales extranjeras) y a partir de allí le seguimos comprando a Howard Rogofsky por correo y más adelante a otros vendedores que conocimos, todos ellos en New York. Sin embargo, los comics que buscábamos cada vez eran más antiguos y por lo tanto cada vez más caros.
Un error que cometimos en aquel entonces es que todos los comics de Superman de la editorial Novaro de la Serie Aguila (que eran muchos) los regalamos a los hijos de unas primas de Dolors, porque al compararlos con las ediciones originales americanas... pues la verdad es que no había punto de comparación. Posteriormente pregunté por los Aguila para hacer alguna investigación pero ya no los tenían.
Durante 5 años me puse a estudiar la carrera de Psicologa Clínica y me ocurrió una cosa muy curiosa. Durante el curso, no me interesaban para nada los comics, me lo pasaba leyendo libros de psicología, principalmente sobre Psicoanálisis Freudiano que era lo que más me gustaba. Sin embargo, en cuanto se terminaba el curso y llegaban las largas vacaciones de verano, se me "cambiaba el chip" en la cabeza y me olvidaba de los libros y renacía con fuerza el amor por los comics y seguía con Dolors a la busca y captura de ejemplares de Superman. A veces surgía una gran sorpresa. Siempre recordaré un día, paseando por las Ramblas de Barcelona y en un quiosco de venta de revistas asomaba un ejemplar de Superman, precioso, en un formato más grande que los amercianos, canto cuadrado como si fuera un número extraordinario (lo era). Enseguida lo compramos y al abrirlo resulta que estaba en alemán, pero era una edición preciosa, con papel muy bueno y una gran calidad de impresión en los colores. A partir de este ejemplar nos pusimos a investigar hasta que dimos con la librería Ateneum, que compraba prensa extranjera y tenían un remanente de comics de Superman, de tamaño normal, tipo cuaderno con grapas y 11 números extras como el que habíamos comprado en Las Ramblas. Aunque no entendía el alemásn, me encantaba ver una forma diferente de imprimir sus aventuras y entonces me interesé por colecciones de Superman de otros países. Afortunadamente, aunque en aquella época aún no existía Internet al nivel de ahora que puedes encontrar muchas cosas por la red, al vivir en Barcelona había librerías especializadas y en una de ellas, en la calle Joaquín Costa, la Librería Marqués, encontramos colecciones en alemán, en italiano, en francés, en belga, algunos ejemplares del Líbano, uno japonés, otro indio, etc., etc., etc., y más adelante, aprovechando el Salón Internacional del Comic de Barcelona, en sus primeras ediciones que era internacional de verdad, Dolors y yo encontramos comics de Superman de otros paises europeos pero sobretodo unos procedentes del Reino Unido, pues no teníamos nada de Inglaterra. En el Stand no nos quisieron vender las muestras, pero nos dieron la dirección de la editorial en Londres y compramos unos cuantos por correo.
Luego vino una época en que nos interesamos por temas de psicología esoteríca y de nuevo estuvimos despegados de los comics hasta que un buen día vi en un quiosco los primeros ejemplares de Ediciones Zinco y empezamos a comprarlos y queriendo tener los ejemplares americanos, di con la Librería Norma que habían comprado un stock muy grande de comics americanos que no vendían y allí compramos muchísimos y de nuevo entró la "Supermanía" y de nuevo nos hicimos con nuevas direcciones de vendedores en USA y cada x tiempo comprábamos material. La verdad es que era muy emocionante cuando íbamos a Las Aduanas a recoger los paquetes que llegaban por barco y el ritual de llegar a casa, abrir el paquete y ver portadas nuevas y empezar a ordenar las colecciones porque ya empezábamos a tener miles de ejemplares.
Abandonada la etapa esotérica, nos centramos más en los comics y siempre íbamos por el Mercado de San Antonio los domingos pues casi siempre caía alguna cosa nueva. Siempre recordaré un ejemplar de Superman Novaro, que se correspondía con un número de Superboy que no teníamos pero estaba muy viejo y cada domingo lo veíamos pero no lo comprábamos. Costaba 500 pesetas, que eran los precios que circulaban por entonces. Al final, pasados unos meses, pensamos que nos debía de estar esperando a nosotros y lo compramos y lo restauré como pudé y así conseguímos ese ejemplar que no podíamos conseguir en el original americano. Llegamos a la situación de "o lo tenemos viejo o no lo tenemos". Era el SUPERBOY #82, Novaro 291.
En 1988 realizamos una serie de fancines sobre Superman que titulamos "La Edad Prohibida" con las portadas de esos 400 ejemplares que dejaron de entrar en España pero que nosotros habíamos comprado en New York. Simultáneamente había entrado en contacto con un coleccionista de Superman argentino (de origen japonés, padres japoneses, mi amigo Juan Masamoto de San Luis) y me empezó a mandar fotocopias de portadas de los ejemplares de Novaro de la Edad Prohibida e iniciamos una investigación para hallar las correspondencias de las colecciones de Superman americanos con las mexicanas de Novaro. Los 430 primeros los pudimos hacer nosotros mismos con los ejemplares que teníamos, pero para hacer los de la Edad Prohibida requerimos ayuda internacional y aunque el mayor porcentaje lo proporcionó Juan, hubo otras muchas personas que colaboraron con ejemplares que Juan no tenía.
Participamos en el Festival Internacional de cine de Terror y Ciencia Ficción de Sitges, con una exposición anexa que se montó el gobierno de la Generalitat de Catalunya en base a mi colección particular dedicando la Sala Brigadoom a exponer todo tipo de coleccionables de Superman y en casa teníamos una habitación con las paredes forradas de corcho para evitar la humedad, dedicada exclusivamente a las colecciones de Superman, a las que se habían añadido muchos ejemplares del Grupo Editorial Vid de Mexico que ya teníamos en el original americano, lo mismo que los ejemplares de Edicones Zinco pero que nos gustaba tener en ediciones distintas.
Conseguimos la colección completa, poco a poco, de los 50 ejemplares de Bruguera, editorial anterior a Ediciones Zinco, alguno de Hispanoamericana que eran de los años 40, escribí algunos articulos para las revistas de Ediciones Zinco, seguimos comprando todo lo que salía de Superman y que llegaba a nuestro alcance, desde libros, revistas, películas en Super 8, vídeos en VHS, ahora lógicamente ya tendríamos que hablar de las mismas películas y muchas más en DVD. En la mitad de esta página podrás ver colecciones de DVDs. Y para los más curiosos y que tengan más paciencia, podéis pasar horas viendo curiosidades sobre Superman en "El Museo de Superman". Allí pusimos todo tipo de coleccionables del Hombre de Acero pero la visita puede durar días. Está en el servidor Fortunecity. Ya sabéis, porque no me canso de ir reproduciendo el aviso, que desde hace un tiempo este servidor a vaces da fallo al hacer el primer intento de entrar, pero siempre sale bien en el segundo.
Ahora entramos con el año 2008, en el 70 aniversaro de Superman y por ello veremos las sorpresas que en el coleccionismo de Superman nos depara este año. Cualesquiera que sean seguiré intentando ir mostrándolas dentro de mis posiblidades y no me cabe la menor duda que Dolors me seguirá ayudando desde le Dimensión en la que ahora vive.